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27 de febrero de 2013
Editorial

Ha costado mucho que las instituciones, locales, autonómicas, estatales y europeas, reconozcan por fin las ventajas del ferrocarril frente a otros modos de transportes: ventajas sociales y medioambientales, de accesibilidad, de seguridad, energéticas, de cohesión territorial y, si realmente se fomentara el ferrocarril, ventajas económicas...
 
Sin embargo, lejos de fomentar su utilización, las políticas de transportes se dirigen hacia su privatización siguiendo modelos fracasados, y siguen beneficiando a la carretera, al avión y a las grandes constructoras, haciéndonos pagar megaproyectos de alta velocidad que carecen de demanda.
 
El ferrocarril atraviesa uno de sus momentos más dramáticos, amenazado por la fragmentación y la privatización, por la eliminación de numerosos servicios de viajeros con alto contenido social y por el cierre de líneas en los territorios más desfavorecidos en cuanto a accesibilidad a los servicios básicos.
 
Ahora, más que nunca, es necesario defender, todos juntos, un ferrocarril que hemos construido entre todos, que debe pertenecer a la sociedad y que debe estar al servicio de nuestros intereses y necesidades. Un ferrocarril público y social.
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Campañas

NO PERDAMOS EL TREN

PLATAFORMA POR EL DESARROLLO DEL FERROCARRIL PÚBLICO EN ARAGÓN


No podemos aceptar pasivamente la reducción de servicios ferroviarios aduciendo para ello criterios de rentabilidad económica y de baja afluencia de viajeros, más aún cuando esta situación ha sido consecuencia directa del abandono y la desinversión al que el ferrocarril convencional ha estado sometido durante décadas. Aragón necesita contar con un servicio ferroviario potente, de titularidad y gestión íntegramente públicas, pues un sistema de trenes regionales, junto a los trenes de cercanías, grandes distancias y mercancías es pieza fundamental para la vertebración del territorio, el sostenimiento del medio rural y la promoción de nuestro desarrollo económico.

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08/07/2013

OCU
Renfe también se suma a los recortes

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La compañía ha puesto en marcha un plan para tratar de reducir el déficit, mejorar sus resultados económicos y ajustarse a las normativas española y comunitaria, que incluye la supresión de líneas y paradas y una disminución en las frecuencia de trenes de media distancia.

Renfe ha puesto en marcha su Plan de Adecuación de Servicios 2013, cuyo objetivo es tratar de mejorar los resultados económicos de la compañía y ajustarse a las normativas española y comunitaria que regula los criterios por los que se puede compensar a empresas por realizar servicios considerados de interés público.

El plan incluye supresión de líneas, eliminación de paradas y reducción en las frecuencia de trenes de media distancia con la intención de disminuir el déficit de estos servicios.

Los recortes afectan a todas las comunidades peninsulares, especialmente a Galicia, Castilla y León, Extremadura, Andalucía y Aragón. La mayor parte de los recortes y supresiones se centra en líneas que conectan localidades incluidas en otros recorridos más largos, en las que se aprovecha para realizar paradas intermedias en pequeñas localidades.

Los cambios se han basado en análisis de los servicios de media distancia para determinar su viabilidad, bien por ser económicamente eficientes o bien por ser considerados de interés público. La consideración de interés público tiene en cuenta el grado de uso y de recurrencia por parte de los viajeros, razones de eficiencia energética, social o económica, así como la existencia de medios de transporte alternativos.

Al menos el 50%

Los resultados de dichos análisis muestran que con tasas de ocupación superiores al 20% (30% en el caso de los Avant), es más eficiente económica y energéticamente el transporte por ferrocarril que el que se derivaría del uso de otros medios de transporte (autobús, vehículo privado), considerándose recomendable que los ingresos cubrieran al menos el 50% de los costes, pero aceptando que estuvieran entre el 30% y el 50%.

Las líneas con tasas de ocupación algo menores a los mínimos, de tener un grado de cobertura de gastos aceptable o presentan un uso intensivo por una parte importante de sus usuarios, se reordenan, especialmente mediante la supresión de frecuencias, para lograr que lleguen a los ratios exigidos para ser consideradas líneas de interés público.

En el caso de las líneas con uso muy escaso, con coeficientes de cobertura de gastos muy bajos y que no cuentan con muchos usuarios recurrentes, éstas deberán ser desmanteladas progresivamente.

¿Fomento del transporte privado?

En otros casos las cosas no están tan claras. La alternativa al tren suele ser entonces un autocar que, o es bastante más caro o tarda más en realizar el recorrido o no atiende las poblaciones intermedias, cuando no las tres cosas.

Así, la supresión de servicios implica una merma en la cantidad y calidad de los medios de transporte público. A esto hay que añadir que al desaparecer la competencia del tren, el autobús tiene mayor libertad para fijar tarifas más elevadas y desincentiva la mejora del servicio. Por todo ello, no es de extrañar que estos recortes provoquen, a medio plazo, un aumento del transporte en vehículo privado.
Análisis sesgado

Estos análisis conllevan cierto sesgo penalizador, puesto que los datos de ocupación y de ingresos y gastos son de 2010, cuando el número de viajeros se vio profundamente afectado por la crisis, reduciéndose los traslados por motivos de trabajo o de turismo. Así, las tasas de ocupación y de cobertura de gastos habrán sido inferiores a los existentes en los años previos a la crisis. Hubiera sido más adecuado tomar datos de varios años, preferiblemente con distintas coyunturas económicas, con la intención de analizar con mayor rigor el nivel de eficiencia de las líneas.

Además, las medidas no han dejado espacio a la negociación con administraciones y poderes públicos, y han llegado sin dar apenas tiempo a los usuarios a cambiar sus planes de viaje, lo que constituye un pésimo ejemplo de comportamiento con los clientes de una compañía que asegura que pretende mejorar sus servicios.

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